miércoles, 28 de marzo de 2012


TRAFICAR ÓRGANOS IMPLICA LO SIGUIENTE:

Asegurarse de que quien lo recibe no lo va a rechazar. Caso contrario no tiene ningún sentido. Esto implica que la organización requiere no sólo de muchas personas capacitadas e instituciones que quieran hacerlo. Donar órganos es hacer una cirugía mayor. No se puede hacer en cualquier lugar. Tiene que estar internado y tiene que tener un postoperatorio.

Por un riñón, luego de la operación, hay que estar cuatro días en cama, con drenaje. A su vez, debe estar sometida a análisis que indiquen que esa persona puede ser donante.

Y hacer estudios de incompatibilidad para conseguir el receptor. Lo que implica que haya dos organizaciones: una que busque donantes y otra que busque receptores. No cualquier donante le puede dar a cualquier receptor.

En otros países se da que personas sanas ofrecen sus órganos para que otros que tiene capacidad económica los compren, pero con el conocimiento de ambos y con el conocimiento médico.

La donación no debe ser obligatoria. Es un concepto ético. Nadie tiene por qué evaluar si una persona es mejor o peor por decidir sí o no a la donación.

Lo que sí me parece obligatorio es que todos conozcamos el problema y pensemos para decidir por sí o por no.

Lo que sucedió en San Pablo fue que se trató de incorporar rápidamente la ley del concepto de consentimiento presunto, esto quiere decir que cualquier persona está dispuesta a donar sus órganos hasta que exprese lo contrario.

Entendemos que tiene que ver con el nivel cultural y de información que tenga la comunidad.

Si la familia se opone a la donación, sabiendo que en vida el pariente quiso donar, las ablaciones no se hacen.

XENOTRASPLANTE

Hace más de una década está en etapa experimental. Sobre todo porque hay dos temas esenciales: Las enfermedades infecciosas de los animales que en la especie animal en los individuos puede traer graves enfermedades.

Dos. Si entre los seres humanos los órganos pueden ser rechazados es más probable que suceda entre distintas especies, porque las diferencias genéticas son mayores.

Se están elaborando especies de cerdos transgénicos, lo más parecido a los seres humanos, pero todo se encuentra en una etapa experimental".

A cuatro años del comienzo de la consulta obligatoria que se realiza cuando se hace algún trámite en el registro civil, sólo 610 mil personas dejaron asentada su decisión de donar. 262.300 se manifestaron a favor (43%).

Hay 80 mil que se acercaron voluntariamente, haciendo un total de 342.300 personas que figuran en planillas de donantes del Incucai.

Durante 1995 se donaron 695 órganos.

"De acuerdo con la ley 24193, los médicos e instituciones de salud tienen la obligación de denunciar las muertes. Pero rara vez ocurre; los médicos no saben dónde llamar y con quién hablar -dice Daniel Neustadt, presidente del INCUCAI-.

Aspectos que se tienen en cuenta para que una persona reciba un órgano:

El estado de salud del paciente (cuanto más grave es el caso, la prioridad es mayor). Si los órganos donados son compatibles con el paciente que los recibirá, para evitar un futuro rechazo. El lugar que el paciente ocupa en la lista de espera (si se trata de un caso urgente, este punto no tiene validez). La falta de órganos es más grave en la Capital Federal.

El 44% de las 280 mil personas consultadas, registros civiles del país aceptó donar los órganos después de la muerte. El 50 % de las personas acepta donar los órganos de un familiar que acaba de morir. "El problema no está en la gente sino en las instituciones y en los médicos que no actúan como deben".

En el país hay 11 donantes por cada millón de habitantes (exactamente la mitad que en España) y el tiempo de espera para recibir un trasplante supera, en promedio, los cinco años. Para muchos es demasiado tarde: de cada diez pacientes que aguardan un corazón o un hígado, tres mueren en la espera. La evolución de los pacientes transplantados es en un 75% favorable.

"Los trasplantes constituyen una revolución terapéutica y moral. Pocas áreas como ésta en la medicina de fines de siglo han atraído tanto la atención -Dice Oscar Imventarza, jefe de trasplante hepático del Hospital Garraham-. La decisión de la donación de órganos es un acto altruista, que es fruto de la toma de consciencia de un problema que nos compete a todos.

El INCUCAI  es la única autoridad nacional responsable y se encarga de la procuración y la distribución de órganos en todo el país, así como la habilitación de los centros de implante, además de corroborar la idoneidad y capacitación de los profesionales que intervienen.

Aproximadamente hay 6.000 pacientes en la lista de espera y solamente uno de cada diez recibe el órgano, y tres de los que necesitan un hígado o un corazón mueren en la espera.

Los trasplantes son cada vez más exitosos. El 70% de los trasplantados logra hacer una vida completamente normal.

Pacientes y familiares que esperan un órgano formaron un grupo para crear conciencia y llamaron "urgencia solidaria"; el grupo se llama Amor y Vida. Los asesora un sacerdote, dos psicólogos y un grupo de estudiantes de Terapia Ocupacional.

CERCA DE MIL PERSONAS MUEREN ESPERANDO UN ÓRGANO


La cantidad de familiares que autorizan la donación creció un 10%. En la provincia de Buenos Aires la donación creció en un 23 %. En San Pablo, por ejemplo, la tendencia fue a la inversa, bajó del 75% al 63%.

En 1961 se realizó en Buenos Aires el primer trasplante renal. Los trabajos de ablación e implante de órganos sufrieron un estancamiento debido a la resistencia de la población a donar sus órganos o de los parientes próximos.

Los expertos consideran que la negativa no responde a una decisión madura y reflexiva, sino al resultado de una actitud emocional o afectiva previa a todo análisis racional del problema. El eventual donante no entra siquiera a examinar la posibilidad de la donación: su postura es la de un instintivo negador de la realidad.

El trasplante de órganos de animales (xenotrasplantes) podría en el futuro abastecer parte de la creciente demanda que hoy se encuentra insatisfecha. Sin embargo, los científicos temen por el riesgo de transmisión de enfermedades. OEI.


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